20 abril 2021 0:28

El proceso de planificación de la cartera paso a paso

Tabla de contenido

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  • Paso 1: evaluar la situación actual
  • Paso 2: Establecer objetivos de inversión
  • Paso 3: determinar la asignación de activos
  • Paso 4: seleccione las opciones de inversión
  • Paso 5: medir y reequilibrar

Hay pocas cosas más importantes y desalentadoras que la creación de una estrategia de inversión a largo plazo que permita a una persona invertir con confianza y claridad sobre su futuro. La construcción de una cartera de inversiones requiere un proceso de planificación de la cartera deliberado y preciso que sigue cinco pasos esenciales.

Conclusiones clave

  • A fin de planificar el futuro, primero eche una mirada fría y detenida al presente, examinando todos los activos, inversiones y deudas actuales; luego, defina sus metas financieras a corto y largo plazo.
  • Averigüe cuánto riesgo y volatilidad está dispuesto a asumir y qué rendimientos desea generar; con un perfil de riesgo-rendimiento establecido, se pueden establecer puntos de referencia para realizar un seguimiento del rendimiento de la cartera.
  • Con un perfil de riesgo-rendimiento establecido, a continuación, cree una estrategia de asignación de activos que esté diversificada y estructurada para obtener los máximos rendimientos; ajustar la estrategia para tener en cuenta los grandes cambios de la vida, como comprar una casa o jubilarse.
  • Elija si desea una administración activa, que podría incluir fondos mutuos administrados profesionalmente, o una administración pasiva, que podría incluir ETF que rastrean índices específicos.
  • Una vez que una cartera está en su lugar, es importante monitorear la inversión e idealmente reevaluar los objetivos anualmente, haciendo los cambios necesarios.

Paso 1: evaluar la situación actual

Planificar para el futuro requiere tener una comprensión clara de la situación actual de un inversor en relación con el lugar al que quiere llegar. Eso requiere una evaluación exhaustiva de los activos, pasivos, flujo de efectivo e inversiones corrientes a la luz de los objetivos más importantes del inversor. Los objetivos deben estar claramente definidos y cuantificados para que la evaluación pueda identificar cualquier brecha entre la estrategia de inversión actual y los objetivos establecidos. Este paso debe incluir una discusión franca sobre los valores, creencias y prioridades del inversionista, todo lo cual establece el rumbo para el desarrollo de una estrategia de inversión.



La planificación de la cartera no es un trato de una sola vez; requiere evaluaciones y ajustes continuos a medida que atraviesa las diferentes etapas de la vida.

Paso 2: Establecer objetivos de inversión

El establecimiento de objetivos de inversión se centra en identificar el perfil de riesgo-rendimiento del inversor. Determinar cuánto riesgo está dispuesto y puede asumir un inversionista, y cuánta volatilidad puede soportar el inversionista, es clave para formular una estrategia de cartera que pueda generar los rendimientos requeridos con un nivel de riesgo aceptable. Una vez que se desarrolla un perfil de riesgo-rendimiento aceptable, se pueden establecer puntos de referencia para rastrear el desempeño de la cartera. El seguimiento del rendimiento de la cartera en comparación con los puntos de referencia permite realizar ajustes más pequeños a lo largo del camino.

Paso 3: determinar la asignación de activos

Utilizando el perfil de riesgo-rendimiento, un inversor puede desarrollar una estrategia de asignación de activos. Al seleccionar entre varias clases de activos y opciones de inversión, el inversor puede asignar los activos de una manera que logre una diversificación óptima mientras apunta a los rendimientos esperados. El inversor también puede asignar porcentajes a varias clases de activos, incluidas acciones, bonos, efectivo e inversiones alternativas, en función de un rango aceptable de volatilidad para la cartera. La estrategia de asignación de activos se basa en una instantánea de la situación actual y los objetivos del inversor y, por lo general, se ajusta a medida que ocurren los cambios en la vida. Por ejemplo, cuanto más se acerca un inversor a su fecha objetivo de jubilación, más puede cambiar la asignación para reflejar una menor tolerancia a la volatilidad y el riesgo.



Su perfil de riesgo-recompensa cambiará a lo largo de los años, alejándose más del riesgo cuanto más se acerque a la jubilación.

Paso 4: seleccione las opciones de inversión

Las inversiones individuales se seleccionan en función de los parámetros de la estrategia de asignación de activos. El tipo de inversión específico seleccionado depende en gran parte de la preferencia del inversor por la gestión activa o pasiva. Una cartera gestionada de forma activa puede incluir acciones y bonos individuales si hay suficientes activos para lograr una diversificación óptima, que normalmente es de más de $ 1 millón en activos. Las carteras más pequeñas pueden lograr la diversificación adecuada a través de fondos administrados profesionalmente, como fondos mutuos o con fondos negociables en bolsa. Un inversor puede construir una cartera gestionada de forma pasiva con fondos indexados seleccionados de las diversas clases de activos y sectores económicos.

Paso 5: monitorear, medir y reequilibrar

Después de implementar un plan de cartera, comienza el proceso de gestión. Esto incluye monitorear las inversiones y medir el desempeño de la cartera en relación con los índices de referencia. Es necesario informar el desempeño de la inversión a intervalos regulares, generalmente trimestralmente, y revisar el plan de la cartera anualmente. Una vez al año, la situación y los objetivos del inversor se revisan para determinar si ha habido cambios significativos. Luego, la revisión de la cartera determina si la asignación aún está en el objetivo de rastrear el perfil de riesgo-recompensa del inversionista. Si no es así, entonces se puede reequilibrar la cartera, vendiendo inversiones que hayan alcanzado sus objetivos y comprando inversiones que ofrezcan un mayor potencial alcista.

Cuando se invierte para alcanzar objetivos de por vida, el proceso de planificación de la cartera nunca se detiene. A medida que los inversores atraviesan las etapas de su vida, pueden ocurrir cambios, como cambios de trabajo, nacimientos, divorcios, muertes o reducción de los horizontes de tiempo, que pueden requerir ajustes en sus objetivos, perfiles de riesgo-recompensa o asignaciones de activos. A medida que ocurren los cambios, o según lo dictan las condiciones económicas o del mercado, el proceso de planificación de la cartera comienza de nuevo, siguiendo cada uno de los cinco pasos para garantizar que se implemente la estrategia de inversión correcta.