Arbitraje regulatorio
¿Qué es el arbitraje regulatorio?
El arbitraje regulatorio es una práctica mediante la cual las empresas aprovechan las lagunas en los sistemas regulatorios para eludir regulaciones desfavorables. Las oportunidades de arbitraje se pueden lograr mediante una variedad de tácticas, que incluyen transacciones de reestructuración, ingeniería financiera y reubicación geográfica a jurisdicciones adecuadas.
El arbitraje regulatorio es difícil de prevenir por completo, pero su prevalencia puede limitarse cerrando las lagunas más obvias y aumentando así los costos asociados con eludir la regulación.
Conclusiones clave
- El arbitraje regulatorio es una práctica empresarial de utilizar leyes más favorables en una jurisdicción para eludir las regulaciones menos favorables en otros lugares.
- Esta práctica es a menudo legal ya que aprovecha las lagunas existentes; sin embargo, a menudo se considera poco ético.
- Cerrar las lagunas y hacer cumplir los regímenes regulatorios a través de las fronteras nacionales puede ayudar a reducir la prevalencia del arbitraje regulatorio.
Cómo funciona el arbitraje regulatorio
Las empresas pueden aplicar estrategias de arbitraje regulatorio para aprovechar los paraísos fiscales y otras formas de violaciones regulatorias. Esto se puede lograr incorporando la empresa o estableciendo subsidiarias en jurisdicciones que ofrecen ventajas regulatorias.
Por ejemplo, las Islas Caimán se eligen con frecuencia como destino de reubicación para empresas que aplican arbitraje regulatorio. El gobierno de las Islas Caimán permite que se formen empresas allí y no paguen impuestos sobre los ingresos obtenidos fuera del territorio. En lugar de pagar impuestos, las empresas ubicadas pagan una tarifa de licencia al gobierno local. De manera similar, en los Estados Unidos, muchas empresas optan por incorporarse en el estado de Delaware debido a su entorno fiscal y regulatorio más favorable.
Si bien el arbitraje regulatorio suele ser legal, puede que no sea del todo ético, ya que la práctica puede socavar el espíritu de una ley o reglamento que puede tener consecuencias potencialmente dañinas. Por ejemplo, si un país tiene regulaciones laxas sobre el lavado de dinero, una unidad corporativa ubicada en ese país podría explotar eso para realizar actos ilícitos.
Arbitraje regulatorio atractivo
La reducción de las cargas regulatorias y el aumento de la privacidad de los ingresos de los ejecutivos han hecho que estos paraísos resulten atractivos para los bancos en particular. Las crisis económicas en los Estados Unidos desencadenaron la introducción de legislación para reforzar la regulación de la industria financiera. La mayor carga a la que se enfrentaban estos bancos dio lugar a esfuerzos de arbitraje regulares.
Por ejemplo, los bancos podrían buscar acuerdos de adquisición transfronterizos para crear una vía para escapar esencialmente de los sistemas regulatorios en los que se encuentran. Al adquirir una institución en un entorno regulatorio más favorable, el banco podría liberarse de la supervisión que se considera onerosa.
Hay ubicaciones dentro de los Estados Unidos que ofrecen ciertas exenciones fiscales. No hay impuesto estatal sobre las ventas, por ejemplo, en Delaware. En ese estado también se eliminó el impuesto estatal sobre la renta de las sociedades sobre bienes. Las empresas constituidas en Delaware no necesitan tener su sede operativa ubicada allí para beneficiarse de las exenciones fiscales u otras ventajas. Por ejemplo, una empresa podría establecer una oficina subsidiaria en el estado para cumplir con los criterios necesarios para beneficiarse de las rupturas regulatorias que ofrece el estado.
Las empresas también pueden estructurar transacciones para su beneficio. Un ejemplo de arbitraje regulatorio provino de la OPI de 2007 de Blackstone. En un movimiento inusual, Blackstone se hizo pública como sociedad limitada principal en un esfuerzo por evitar las tasas impositivas más altas impuestas a las corporaciones. Para conservar estas ventajas fiscales, Blackstone también tuvo que evitar la clasificación como empresa de inversión. Mediante una cuidadosa negociación de las regulaciones tributarias, Blackstone buscó explotar un «arbitraje regulatorio» entre las definiciones legales y la sustancia económica del código tributario.