Inversión con borde de culpa
¿Qué es una inversión con borde de culpa?
Una inversión con borde de culpa es un término coloquial para cualquier inversión que pueda violar los estándares éticos y por la cual el inversionista debería sentir algún remordimiento. Esto no implica necesariamente que la inversión viole alguna ley, ni este término indica que las personas que venden estas inversiones se sientan culpables. En cambio, una inversión con borde de culpa normalmente implica aprovecharse de otra persona para beneficio económico del inversor.
Conclusiones clave
- Una inversión con borde de culpa es un término coloquial para cualquier inversión que pueda violar los estándares éticos y por la cual el inversionista debería sentir algún remordimiento. Esto no implica necesariamente que la inversión viole alguna ley, ni este término indica que las personas que venden estas inversiones se sientan culpables. En cambio, una inversión con borde de culpa normalmente implica aprovecharse de otra persona para beneficio económico del inversor.
- Las inversiones de este tipo han inspirado durante mucho tiempo discusiones sobre la responsabilidad ética que tienen los inversores hacia los demás. Las respuestas a esta pregunta y otras van desde la más mínima expectativa de comportamiento moral de un participante en cualquier mercado abierto hasta la negativa a realizar una inversión sin un conocimiento completo de sus consecuencias sociales, económicas y ambientales.
Comprender una inversión con borde de culpa
Una inversión con borde de culpa es un juego con el término dorado, que se refiere a los bonos del gobierno británico conocidos por sus bordes dorados. Históricamente, los bonos dorados se han considerado entre las inversiones disponibles más seguras y de mayor calidad. Las inversiones con borde de culpa, por otro lado, ocupan un espacio entre lo legalmente permisible y lo éticamente inaceptable. El término es engañoso en muchos casos donde el inversionista que se beneficia puede no sentir ningún remordimiento por sus ganancias.
Las inversiones de este tipo han inspirado durante mucho tiempo discusiones sobre la responsabilidad ética que tienen los inversores hacia los demás. ¿El contrato social que permite el acceso de un individuo a los mercados abiertos requiere que se adhieran a algún estándar más allá de la legalidad? Si un lado de una transacción comercial paga un precio, en su propia salud o bienestar financiero, ¿la parte que se beneficia le debe algo? Si la parte lucrativa tiene información potencialmente dañina para la contraparte, ¿está obligada a revelarla? Las respuestas a estas preguntas van desde la más mínima expectativa de comportamiento moral por parte de un participante en cualquier mercado abierto hasta la negativa a realizar cualquier inversión sin un conocimiento completo de sus consecuencias sociales, económicas y ambientales. Los inversores que se inclinan hacia el último extremo del espectro ahora tienen la oportunidad de invertir en fondos de inversión socialmente responsable (SRI).
Ejemplo de inversión con borde de culpa
Quizás el ejemplo clásico de una inversión legal, éticamente cuestionable, es la propiedad de las existencias de tabaco. El producto subyacente es indudablemente perjudicial para la salud de las personas e impone costos sociales y económicos a todos. Sin abordar estos costos, Warren Buffett ha dicho que ama el sector como una inversión gracias a la inigualable lealtad a la marca de los clientes, las tasas de retención de clientes y los márgenes de ganancia. Los comentarios de Buffett ignoran el sentimiento de culpa que un inversionista puede experimentar al invertir en tabaco. Quizás un inversor no debería sentirse culpable por comprar acciones de tabaco. Después de todo, la decisión de un inversionista de comprar o no comprar acciones de tabaco no se suma a la miseria social provocada por los productos de tabaco. Sin embargo, puede conducir a un beneficio personal derivado del sufrimiento de otros.
Otro ejemplo podría ser invertir en acciones de juegos de azar. Muchas de estas empresas obtienen grandes beneficios a costa de que la mayoría de los jugadores pierdan dinero. Después de todo, un casino está en el negocio para ganar dinero y brindar un servicio. Hay personas que luchan contra la adicción al juego y, por lo tanto, este sector podría considerarse una inversión con borde de culpa. Pero, al igual que en el ejemplo anterior, al invertir en acciones de juegos de azar, un inversor no podría arrepentirse de los posibles impactos negativos que la inversión tenga en la sociedad. Siempre que la empresa sea legal, una inversión con un borde de culpa puede tener sentido para muchos.