Estándar de valor
¿Qué es el estándar de valor?
El estándar de valor es un valor acordado para una transacción en el medio de cambio de un país, como el dólar estadounidense o el peso mexicano. Un estándar de valor permite a todos los comerciantes y entidades económicas establecer precios uniformes para bienes y servicios. Este estándar es necesario para mantener una economía estable.
Conclusiones clave
- Un estándar de valor es un valor acordado para una transacción en un medio de cambio, como el dólar estadounidense o el oro.
- Se necesita un estándar de valor para que el valor de los bienes y servicios se pueda determinar de manera consistente.
- Sin un estándar de valor, pueden surgir otras formas de intercambiar bienes, como un sistema de trueque.
Comprensión del estándar de valor
Hasta el siglo XX, el oro era el estándar de valor en muchos países. Estados Unidos abandonó el patrón oro a nivel nacional en 1934 e internacionalmente en 1971.1 En su lugar, ahora se utiliza un sistema de tipos de cambio flotantes para la moneda.
Por lo general, un estándar de valor se basa en un producto que es ampliamente conocido y utilizado, lo que le permite servir como medida para otros productos. Por ejemplo, los metales como el oro, la plata, el cobre y el bronce se han utilizado a lo largo de la historia como formas de moneda y estándares de valor. Dar un valor fijo a una cantidad específica de oro , y luego enmarcar otros productos básicos como múltiplos o fracciones de ese valor , permite que se otorgue valor a otros artículos dispares dentro de la misma economía.
Cómo se aplica un estándar de valor
Al usar tales estándares, el valor de otros bienes y servicios se puede determinar de una manera relativamente consistente, independientemente de las diferencias entre esos bienes y servicios. El valor de un automóvil de lujo, por ejemplo, se puede establecer con la misma facilidad que el valor de un par de zapatos para correr. La escala de valor de estos artículos es drásticamente diferente, al igual que su función y uso. El establecimiento de un estándar de valor para la moneda, en particular, permite un intercambio fácil entre individuos, comerciantes y clientes, y empresas.
Si una economía carece de tal estándar de valor, puede ser común ver un sistema de trueque empleado para gobernar el comercio y el comercio. Esto puede significar que el valor asignado de los bienes o servicios podría ser muy subjetivo y variable. Por ejemplo, sin un estándar de valor, un agricultor que produce verduras puede tener que hacer trueques directamente para adquirir los bienes que necesita, como madera o fertilizantes. El valor de las hortalizas ofrecidas en el comercio requeriría algún tipo de acuerdo entre las partes, ya que no se dispone de un estándar de valor para establecer parámetros para el intercambio.
Incluso con un estándar de valor, el valor asignado de una mercancía aún puede fluctuar. La existencia del estándar, sin embargo, mantiene un grado de cohesión y consistencia en todo el sistema económico, salvo una influencia altamente disruptiva en el mercado.