Economías capitalistas vs socialistas: ¿Cuál es la diferencia?
Economías capitalistas vs socialistas: una visión general
El capitalismo y el socialismo son sistemas económicos que utilizan los países para administrar sus recursos económicos y regular sus medios de producción.
En Estados Unidos, el capitalismo siempre ha sido el sistema predominante. Se define como un sistema económico en el que los particulares o las empresas, en lugar del gobierno, poseen y controlan los factores de producción: el espíritu empresarial, los bienes de capital, los recursos naturales y el trabajo. El éxito del capitalismo depende de una economía de mercado libre, impulsada por la oferta y la demanda.
Con el socialismo, todas las decisiones legales de producción y distribución las toma el gobierno, y los individuos dependen del estado para la alimentación, el empleo, la atención médica y todo lo demás. El gobierno, más que el mercado libre, determina la cantidad de producción o oferta y los niveles de precios de estos bienes y servicios.
Los países comunistas, como China, Corea del Norte y Cuba, tienden hacia el socialismo, mientras que los países de Europa occidental favorecen las economías capitalistas y tratan de trazar un camino intermedio. Pero, incluso en sus extremos, ambos sistemas tienen sus pros y sus contras.
Conclusiones clave
- El capitalismo y el socialismo son sistemas económicos que utilizan los países para administrar sus recursos económicos y regular sus medios de producción.
- El capitalismo se basa en la iniciativa individual y favorece los mecanismos de mercado sobre la intervención del gobierno, mientras que el socialismo se basa en la planificación gubernamental y las limitaciones al control privado de los recursos.
- Dejadas a sí mismas, las economías tienden a combinar elementos de ambos sistemas: el capitalismo ha desarrollado sus redes de seguridad, mientras que países como China y Vietnam pueden estar avanzando hacia economías de mercado de pleno derecho.
Capitalismo
En las economías capitalistas, los gobiernos juegan un papel mínimo a la hora de decidir qué producir, cuánto producir y cuándo producirlo, dejando el costo de los bienes y servicios a las fuerzas del mercado. Cuando los empresarios detectan vacantes en el mercado, se apresuran a llenar el vacío.
El capitalismo se basa en una economía de libre mercado, es decir, una economía que distribuye bienes y servicios de acuerdo con las leyes de la oferta y la demanda. La ley de la demanda dice que una mayor demanda de un producto significa un aumento en los precios de ese producto. Los signos de una mayor demanda suelen conducir a un aumento de la producción. La mayor oferta ayuda a nivelar los precios hasta el punto de que solo quedan los competidores más fuertes. Los competidores intentan obtener la mayor ganancia vendiendo sus productos tanto como puedan mientras mantienen los costos bajos.
También forma parte del capitalismo el libre funcionamiento de los mercados de capitales. La oferta y la demanda determinan los precios justos de acciones, bonos, derivados, divisas y materias primas.
En su obra fundamental,Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, el economista Adam Smith describió las formas en que las personas están motivadas para actuar en su propio interés. Esta tendencia sirve como base para el capitalismo, con la mano invisible del mercado como equilibrio entre tendencias en competencia. Debido a que los mercados distribuyen los factores de producción de acuerdo con la oferta y la demanda, el gobierno puede limitarse a promulgar y hacer cumplir las reglas del juego limpio.
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Socialismo y planificación centralizada
En las economías socialistas, las decisiones económicas importantes no se dejan a los mercados ni las deciden individuos interesados. En cambio, el gobierno, que posee o controla gran parte de los recursos de la economía, decide qué, cuándo y cómo de la producción. Este enfoque también se denomina «planificación centralizada».
Los defensores del socialismo argumentan que la propiedad compartida de los recursos y el impacto de la planificación social permiten una distribución más equitativa de bienes y servicios y una sociedad más justa.
Tanto el comunismo como el socialismo se refieren a escuelas de pensamiento económico de izquierda que se oponen al capitalismo. Sin embargo, el socialismo existió varias décadas antes de la publicación del «Manifiesto Comunista», un influyente folleto de 1848 de Karl Marx y Friedrich Engels.2 El socialismo es más permisivo que el comunismo puro, que no hace concesiones a la propiedad privada.
Diferencias clave
En las economías capitalistas, la gente tiene fuertes incentivos para trabajar duro, aumentar la eficiencia y producir productos superiores. Al recompensar el ingenio y la innovación, el mercado maximiza el crecimiento económico y la prosperidad individual al mismo tiempo que proporciona una variedad de bienes a los consumidores. Al fomentar la producción de bienes deseables y desalentar la producción de bienes no deseados o innecesarios, el mercado se autorregula, dejando menos espacio para la interferencia y la mala gestión del gobierno.
Pero bajo el capitalismo, debido a que los mecanismos de mercado son mecánicos, más que normativos, y agnósticos en lo que respecta a los efectos sociales, no hay garantías de que se satisfagan las necesidades básicas de cada persona. Los mercados también crean ciclos de auge y caída y, en un mundo imperfecto, permiten el «capitalismo de compinches», los monopolios y otros medios para engañar o manipular el sistema.
En las sociedades socialistas, se satisfacen las necesidades básicas; El principal beneficio de un sistema socialista es que las personas que viven bajo él reciben una red de seguridad social.
En teoría, la inequidad económica se reduce, junto con la inseguridad económica. Se cubren las necesidades básicas. El propio gobierno puede producir los bienes que la gente necesita para satisfacer sus necesidades, incluso si la producción de esos bienes no genera ganancias. Bajo el socialismo, hay más espacio para juicios de valor, con menos atención a los cálculos que involucran ganancias y nada más que ganancias.
Las economías socialistas también pueden ser más eficientes, en el sentido de que hay menos necesidad de vender bienes a los consumidores que podrían no necesitarlos, lo que resulta en menos dinero gastado en promoción de productos y esfuerzos de marketing.
Consideraciones Especiales
El socialismo suena más compasivo, pero tiene sus defectos. Una desventaja es que las personas tienen menos por qué esforzarse y se sienten menos conectadas con los frutos de sus esfuerzos. Con sus necesidades básicas ya satisfechas, tienen menos incentivos para innovar y aumentar la eficiencia. Como resultado, los motores del crecimiento económico son más débiles.
¿Otro golpe contra el socialismo? Los planificadores gubernamentales y los mecanismos de planificación no son infalibles ni incorruptibles. En algunas economías socialistas, hay escasez incluso de los bienes más esenciales. Debido a que no existe un mercado libre para facilitar los ajustes, es posible que el sistema no se regule a sí mismo tan rápido o tan bien.
La igualdad es otra preocupación. En teoría, todos somos iguales bajo el socialismo. En la práctica, surgen jerarquías y los funcionarios del partido y los individuos bien conectados se encuentran en mejores posiciones para recibir bienes favorecidos.