Un mundo, una moneda: ¿podría funcionar?
En marzo de 2009, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, dejó escapar que estaba «bastante abierto» a la idea de un eventual movimiento hacia una moneda global administrada por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque muchos se sorprendieron por este anuncio inusual, la idea de una moneda mundial ciertamente no es nueva.
De hecho, uno de los partidarios de una moneda única más citados es el legendario economista John Maynard Keynes. Muchas de las ideas de Keynes han ido ganando popularidad en los últimos 70 años. Pero, ¿podría funcionar realmente una moneda?
¿Quién se beneficiaría?
Habría algo para todos con una moneda global. Sin duda, todas las naciones se beneficiarían ya que ya no habría riesgo cambiario en el comercio internacional. Los operadores ya no tendrían que cubrir sus posiciones por temor a las fluctuaciones de la moneda.
También se eliminarían todos los costos de transacción relacionados con las finanzas internacionales. El cambio de divisas siempre requiere una conversión, que los bancos cobran como tarifa, y puede haber una pérdida de valor al cambiar una divisa por otra. Tener una moneda global eliminaría todo esto. Se beneficiarían tanto las personas que viajen al extranjero como las empresas que realicen operaciones en otros países. Los datos económicos estiman que cuando los países europeos cambiaron al euro, se ahorraron entre 13.000 y 20.000 millones de euros al año en costes de transacción.
Además, romper una barrera cambiaria conduce a un mayor comercio entre naciones. Nuevamente, si tomamos la Unión Europea como ejemplo, el cambio al euro aumentó el comercio entre los países miembros entre un 5% y un 20%.
Además, habría una cierta nivelación del campo de juego global con una moneda, ya que naciones como China ya no podrían usar el cambio de moneda como un medio para abaratar sus productos en el mercado global. Durante mucho tiempo, China ha manipulado su moneda, subvaluándola y haciendo así el precio de sus exportaciones más competitivo en todo el mundo. Esto ha sido un perjuicio para las economías de otras naciones. Con una moneda global, China no podría hacer esto, ni tendría una razón para hacerlo.
Los países en desarrollo también se beneficiarían considerablemente con la introducción de una moneda estable, que formaría una base para el desarrollo económico futuro. Por ejemplo, Zimbabwe sufrió una de las peorescrisis de hiperinflación de la historia. El dólar de Zimbabwe tuvo que ser reemplazado en abril de 2009 por monedas extranjeras, incluido el dólar estadounidense.
Las desventajas
La caída más obvia de la introducción de una moneda global sería la pérdida de una política monetaria independientepara regular las economías nacionales. Por ejemplo, en la crisis económica de 2008 en los Estados Unidos, la Reserva Federal pudo reducir las tasas de interés a niveles sin precedentes y aumentar la oferta monetaria para estimular el crecimiento económico. Estas acciones sirvieron para atenuar la gravedad de la recesión en Estados Unidos.
Bajo una moneda global, este tipo de manejo agresivo de una economía nacional no sería posible. La política monetaria no se pudo promulgar país por país. Más bien, cualquier cambio en la política monetaria debería realizarse a nivel mundial. A pesar de la naturaleza cada vez más global del comercio, las economías de cada nación en el mundo aún difieren significativamente y requieren una gestión diferente. Someter a todos los países a una política monetaria probablemente conduciría a decisiones de política que beneficiarían a algunos países a expensas de otros.
Por lo general, esto daría lugar a que las naciones desarrolladas se vean afectadas negativamente en lugar de las naciones en desarrollo. Por ejemplo, Alemania tuvo que rescatar a Grecia cuando su economía casi se derrumbó, gastando miles de millones de euros para evitar que Grecia entrara en bancarrota.
Suministro e impresión
El suministro e impresión de una moneda global tendría que estar regulado por una autoridad bancaria central, como es el caso de todas las monedas principales. Si miramos nuevamente al euro como modelo, vemos que el euro está regulado por unaentidad supranacional, el Banco Central Europeo (BCE). Este banco central se estableció mediante un tratado entre los miembros de la Unión Monetaria Europea.
Para evitar sesgos políticos, el Banco Central Europeo no responde exclusivamente a ningún país en particular. Con el fin de garantizar controles y equilibrios adecuados, el BCE debe presentar informes periódicos de sus acciones al Parlamento Europeo y a varios otros grupos supranacionales.
La línea de fondo
En la actualidad, parece que implementar una moneda única en todo el mundo sería muy poco práctico. De hecho, la teoría predominante es que es más deseable un enfoque mixto. En determinadas zonas, como Europa, la adopción gradual de una moneda única puede generar ventajas considerables. Pero para otras áreas, tratar de forzar una moneda única probablemente haría más daño que bien.