Continuidad de la doctrina empresarial empresarial
DEFINICIÓN de Continuidad de la Doctrina Empresarial Empresarial
La doctrina de la continuidad de la empresa comercial es un principio fiscal aplicable a las fusiones y adquisiciones de empresas. La doctrina sostiene que, para calificar como una reorganización con impuestos diferidos, la entidad adquirente debe continuar con el negocio histórico de la empresa objetivo o debe utilizar una parte sustancial de los activos comerciales del objetivo al realizar negocios.
En resumen, la doctrina se aplica a cómo se tratan los impuestos cuando una empresa cambia de manos. La entidad compradora debe mantener el negocio operacionalmente o retener la mayoría de los activos cuando dos entidades se fusionan para obtener el estado de impuestos diferidos. Es vital para muchas fusiones, incluida la fusión del triángulo inverso.
Rompiendo la continuidad de la doctrina empresarial empresarial
La doctrina de la continuidad de la empresa comercial se aplica solo al negocio y los activos comerciales de la empresa objetivo, y no a la empresa adquirente. Por lo tanto, en una situación en la que se busca enajenar (enajenar) la mayoría de los activos de una empresa, una forma de garantizar el cumplimiento de la doctrina de continuidad es hacer de esta empresa la adquirente y no el objetivo. Esta es una técnica que ha sido aprobada por el IRS.
Según el código fiscal federal de los Estados Unidos, las reorganizaciones corporativas a menudo han disfrutado de un trato preferencial. Sin embargo, los impuestos pueden complicarse dependiendo de si una transacción es una reorganización o la venta de una participación en la propiedad. Para que una transacción califique como una reorganización, así tratada favorablemente desde el punto de vista fiscal, la doctrina de la continuidad de la empresa comercial examina si los accionistas de un objetivo, antes de la reorganización, han continuado teniendo una participación en la propiedad de la empresa reorganizada. Esencialmente, requiere que los accionistas de una entidad objetivo reciban una parte significativa de su consideración en las acciones de la entidad compradora. Además, la doctrina requiere que la corporación adquirente continúe con las operaciones del objetivo o utilice una parte significativa de los activos del objetivo en una forma comercial. Si no se pueden cumplir estas condiciones, el código fiscal considera que los accionistas del objetivo han dispuesto, en lugar de continuar, su interés en el negocio y los activos del objetivo. Por lo tanto, la transacción no calificaría como una reorganización y estaría sujeta a impuestos tanto a nivel corporativo como de accionistas.
Para muchas transacciones comerciales, el tratamiento fiscal puede ser un gran motivador para una transacción propuesta; aunque es un asunto muy técnico, la doctrina de la continuidad de la empresa comercial conlleva una consideración significativa.